Las pruebas de la Quetzal

Pie de foto: en la foto de arriba estamos los miembros de mi grupo (Lucía, Palma, Luis, Juan Carlos - el que hace la foto- y yo) en uno de los pocos momentos de descanso; al lado una de nuestras suites de lujo este fin de semana; abajo podéis ver la misma vista con la que amanecimos en el campamento. Sí, es el Valle de Los caídos; y por último, una foto de grupo.

Dolorido, muy cansado, pero muy contento y satisfecho es como volví de las pruebas de selección de monitores de la Ruta Quetzal. Os contaré como fueron para que hagáis una idea de por que me duele desde el dedo gordo del pie hasta las orejas pasando por el ombligo.

El viernes a las once y media de la noche nos citaron a todo el grupo, 37 jóvenes aventureros, en la plaza de San Lorenzo de El Escorial. Era el comienzo de una aventura, o una locura, depende como se mire. La primera prueba fue simplemente para entrar en calor: una subida al monte Abantos, en la Sierra de Guadarrama, a 1752 metros de altitud. Cuando llegamos a las cuatro de la mañana para dormir no había camas ni calefacción en lo alto de la montaña, había una bonitas tiendas de campañas rotas que teníamos que montar. El sueño fue muy fácil de conseguir, os lo prometo. Y al día siguiente andamos un poquito..desde las 9 de la mañana hasta las 23.00 horas, que volvimos al campamento. Todo ello aderezado con unas pruebas duras, pero que ahora, sentado en la silla de mi cuarto, me parece muy divertidas. No acabó el día a media noche, porque al poco de que todos cantáramos al ritmo de los ronquidos, nos despertaron a buscar a Manolito, un supuesto niño que se había perdido. Podéis imaginaros cuantas palabras bonitas le dedicamos al bueno de Manolito. Tanto fue nuestro cariño que la final ni lo encontramos. Pero en fin, después nos dejaron dormir otro poquito. Y al final, el domingo, otra caminata, y unas cuantas preguntas de rigor. Nos pasamos de hora y me quedé sin poder ir a ver el espectáculo en el Calderón. Tren destino Madrid, bocata de tortilla, ducha exhaustiva, cura de las heridas y a la cama.

En definitiva una experiencia de las que no se olvidan. Una prueba física y psicológica para saber hasta donde puedes llegar. Una satisfacción por conseguir superarlas. Una gran incertidumbre por saber lo que pasa. La respuesta definitiva el 15 de abril. Suerte a todos.