martes, 17 de septiembre de 2013

Turismo fluvial, el placer y la libertad de navegar por los ríos




El turismo fluvial está de moda. Encima es asequible y fácil de usar. Así que, ¿por qué no una escapada por algunos de los miles de kilómetros de canales que hay por Europa para este final del verano y principio de otoño con temperaturas tan agradables? Aquí va el plan.



Para ser sinceros yo hace un año no sabía mucho de él, pero gracias a una amiga, lo estoy descubriendo como una forma de viaje muy atractiva. La empresa, DAN FLUVIAL, la más experimentada y, a diferencia de la mayoría, la única que atienda desde España y en español, es una agencia especializada en turismo fluvial y alquiler de barcos en ríos y canales de Francia y Europa sin la necesidad de permisos de navegación. Es decir, esta compañía ofrece la posibilidad de descubrir la Bretaña francesa, el Canal du Midi, Aquitania, Lot Borgoña, la mágica Venecia, centroeuropa, etc. con un barco alquilado con el que tú mismo puedes navegar sin más condiciones que las ganas de relajarte, explorar y disfrutar.  




Los países que pueden visitarse con esta fórmula de viaje son Francia, Italia, Inglaterra, Irlanda, Escocia, Bélgica, Holanda, Alemania,República Checa o Polonia, entre otros. Y las opciones, miles. Turismo gastronómico, por plena naturaleza, posibilidad de alquiler de barcos para la pesca de salmón salvaje o, simplemente, a tú aire para hacer cada día lo que te apetezca. 




Un plan muy versátil para hacer en familia, incluso con los más pequeños de la casa, con amigos o como escapada romántica que además permite la posibilidad de hacerlo durante un fin de semana, una semana o mucho más tiempo. Y por el precio, lo mismo que yo me preguntaba, no se asusten. Podrán encontrar chollos desde 400 euros un fin de semana o 800 euros la semana completa con barcos con capacidad para 3-5 personas. Y está todo incluido, las habitaciones de este particular hotel flotante, la cocina para prepararse cualquier producto de la zona, y la cubierta, por si le apetece una copa por la noche bajo las estrellas.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Mallorca, destino veraniego en 'El Público aventurero'

Este viernes, aprovechando los últimos días del verano, hemos viajado a la Isla Mayor de las Baleares, Mallorca. Playas para todos los gustos, calas para soñar, pueblos de interior con todo el encanto, gastronomía exquisita y ocio ¿Os apuntáis a este viaje? 

Si quieren escucharlo, pueden hacerlo a través de este enlace en la radio a la carta y buscando el día 14 de junio en el calendario AQUÍ. Otra forma de viajar... escuchando, imaginando y soñando. (Día 6 de septiembre a partir del min. 105)




Pueden escuchar la sección de viajes El Público aventurero en el programa El Público de Canal Sur Radio (de 16 a 19 horas) con Jesús Vigorra los viernes a partir de las 17.45 horas a través del dial en toda Andalucía y en todo el mundo por la radio on line en www.canalsur.es

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Día 18, 19, 20 y 21: Regreso a casa, Bangkok-Dubai-Berlín-Málaga-Sevilla



Tocaba el fin. El viaje, en mayúscula, empezaba a entrar en el tiempo de descuento. Era el momento de terminar de saborear el país que nos había acogido durante tres semanas. Todo lo que ahora sumáramos a nuestros sentidos sería más fácil de recordar cuando la nostalgia nos pillé allá cuando las nieves de invierno con abrigo, bufanda y una estufa calentita.




Antes de marcharse de la capital del caos decían las guías, incluidas las menos turísticas, que era obligado ir, por enésima vez en nuestra estancia, a un mercado. Para cambiar y alejarnos del bochorno de las calles de la capital optamos por una opción a caballo entre el mercadillo español tradicional, para que se hagan una idea, pero bajo techo, es decir, dentro de un centro comercial. Esa traducción casi inentendible se llama MBK y además de todo ello cuenta con una planta dedicada en exclusiva a la gastronomía internacional. Pero no era éste un epílogo para un viaje. Por eso decidimos encorajarnos para enfrentarnos de nuevo a Bangkok poniendo rumbo a la torre más alta de Tailandia, Baiyoke Tower, para ver el atardecer a 304 metros de altura. Ahora sí, fin del primer acto.



El segundo acto arranca muy temprano. Empieza un día eterno que se inicia en Bangkok continúa en Dubai y termina en Berlín. Dubai, la extensión antagónica de este viaje por los caprichos de las conexiones aéreas es, podríamos decir de forma breve y concisa, sorprendente. La sorpresa es la palabra que acecha en el consciente desde que una persona pones sus pies en este estado que conforma  (junto con otros seis) los Emiratos Árabes Unidos. Sorpresa por llegar en medio del desierto y no morir en el intento; sorpresa por, tras recorrer kilómetros de asfalto sin más, llegar a encontrar una ciudad de medidas gigantescas; sorpresa por subir al cielo (construido del mundo), el Burj Khalifa, a más de 800 metros de altura (si quiere visitarlo le recomiendo que reserve con antelación porque se puede ahorrar casi 50 $); sorpresa por ver a algunos trabajadores extranjeros seguir construyendo esta enorme mentira a 48 grados centígrados a plena luz del sol a las tres de la tarde y, para más inri, siendo alguno de los trabajadores musulmanes y estar en pleno mes de Ramadán; sorpresa por perdernos, con mapa incluido, en el centro comercial más grande del mundo (con gigantesco acuario incluido), el Dubai Mall; sorpresa porque todo aquello exista.




Y no se olvida tan pronto. Ni con aire acondicionado y poniendo kilómetros de por medio, pero el viaje continúa. En esa misma madrugada nuestro avión sigue ganándole distancia al mapa para acercarnos a nuestro hogar. Ahora la parada es bien distinta, Berlín, capital cultural y económica de la Unión Europea y lugar de tantas cosas. Por suerte, para no desafiar más a mi maltrecho cuerpo, ya conocía esta ciudad, y el ritmo fue de paseo tranquilo para refrescar los hitos monumentales e históricos con que cuenta la ciudad: muro de Berlín, Puerta de Brandenburgo, Unter den Linden, Parlamento, Isla de los museos, Alexandreplatz, etc.  



Penúltima parada. La siguiente ya está más cerca. Aeropuerto internacional de Málaga. Intentamos coger un tren hasta Sevilla pero están todos llenos. Nos vamos a la cercana estación de buses. Tenemos suerte. En media hora, el tiempo de tomarnos un bocadillo de tortilla, anhelado por nosotros, llegará el autobús que nos conducirá a Sevilla. Antes de que las maletas se acerquen al armario ya estamos soñando con nuevos destinos. Acaba de empezar otro viaje.



Entre Bangkok, Dubai, Berlín a 23 de julio de 2013.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Día 16 y 17: Ko Tao, la guinda al pastel



Para (casi) acabar nuestro completo viaje por Tailandia tan solo nos faltaba un buen remate final, Ko Tao, que cerrara el círculo perfecto y de paso nos quitara el amargo sabor de Ko Samui.




Todo lo bueno se hace esperar. Lo digo por el tiempo, en concreto las dos horas de barco (600 bath) que no dejaría de ser uno más si no hubiera sido por el tremendo oleaje que nos acompañó y que convirtió la cubierta del barco en una pista de patinaje no apta para cobardes.




Llegamos al Hotel Buddha View Resort, especializado para buceadores, como casi todo en Ko Tao, considerada como una meca de estos deportistas por sus aguas transparentes y cristalinas. Estábamos cansados y tocó la siesta del membrillo, para los que no la conozcan, la mejor variedad, la que se hace justo antes de almorzar. Un poco de playa y, aunque parezca mentira, nuestro primer atardecer. Los días, aunque siempre calurosos, están nublados por las cosas del tiempo (aquí estamos en su invierno) y jornada tras jornada se nos resistía. Hasta hoy…hasta que lo vimos en Nang Yuan Terrace.




El segundo día nos tocaba algo imprescindible en esta isla, un tour de snorkeling por varios puntos: Thiang Og bay, en búsqueda de tiburones que nunca llegaron, Tanote Bay, con grandes corales y peces de colores, Gluay Ten Bay, donde sí que encontré a Nemo y, por supuesto, Ko NangYuan, una diminuta isla frente a Ko Tao en donde el paraíso cobra su nombre.




Como decía al principio, todo lo bueno suele tardar en llegar. También el buen pescado en la mesa. No llegaba el que me satisficiera del todo, el que recordara para siempre, hasta que la famosa barbacoa del Buddha View abrió sus puertas. Sobre el hielo, casi moviéndose aún estaba el pequeño atún que a la brasa del carbón iba a hacerme el hombre más feliz del mundo por unos instantes, y por solo 150 bath. Exquisito, lo último; inolvidable este rinconcito en el mundo.




 En Ko Tao a 18 de julio de 2013.