jueves, 25 de septiembre de 2008

Día 14: Día D, vivir con una tribu indígena (II)

Pie de foto: mujeres emberás con su típico pareo (parumas)/ Una niña en el poblado junto a una fuente de plátanos / Una charla entre emberás / Inspirándome en la casa de Emiliano / Emiliano junto a su hijo Emerson.

El primer contacto con los emberás se produjo cuando dos señores de la tribu nos recibieron en sus botes ataviados con los conocidos, pero muy poco vistos, auténticos taparrabos y pintura decorativa, la jagua, para llevarnos río arriba hacía su poblado. Nunca olvidaré, ni creo que lo pueda hacer ninguno de los expedicionarios, la llegada en barco a la pequeña aldea perdida de la mano de Dios. Los hombres, como os he contado, las mujeres, con la típica paruma (un pareo diseñado por ellas mismas), el pecho descubierto y también bellamente decoradas. El sol suave, el río fuerte. La luz tenue, y la magia encendida.


Empezaba la invasión. Más de 400 personas tomaban el hogar habitual de 115. El dinero, que por desgracia todo lo puede, hizo que la tentación se convirtiera en pecado para ellos, y abrieran su “mundo” a unos desconocidos. Egoístamente, y aunque no me hayan gustado las formas (empleo de muchos artificios por parte de los emberás para cumplir con su papel de tribu indígena alejada del mundanal ruido, muy alejado, creo, de su día a día, convirtiendo su aldea en un pequeño plató de cine), reconozco que ha sido un acierto para con los chavales. Siempre, para hablar hay que conocer.


Y para conocer su realidad nada mejor que vivir con ellos durante varios días. Tuve la inmensa fortuna de ser acogido por una de las familias. Emiliano es el padre de familia. Tiene tan solo 21 años, y está casado con Diana, su mujer, y ya comparte su vida con Emerson, su pequeño que supera los dos añitos. Para ellos lo más importante es comer y ser felices. El resto es contemplación y disfrute de la familia y su entorno natural.


A la luz de las estrellas, bajo el cobertizo de ramas de un árbol de cuyo nombre no me acuerdo, charlamos de cosas importantes. ¿De política? No. De lo que comen, lo que hacen en su día a día; y de fútbol español, que eso si que lo conocen. No tienen televisión, nunca habían visto un walkie, y le sorprendía que dijera palabras como vale o chicas, a pesar de que ellos, además del emberá, hablen el castellano. En fin, cualquier excusa es buena para reírse.


En la aldea se organizan por familias y todos ellos están coordinados y organizados por el noko o cacique que se elige cada varios años. Viven de sus propios recursos y del turismo. Cazan, pescan, elaboran artesanías que luego venden a los turistas que ellos mismo traen desde el pueblo más cercano y sus chicos van a la escuela. Algunos, los más, también cursan estudios universitarios en la capital o incluso en los Estados Unidos. Básicamente comen arroz, dilapia (un pescado de río muy sabroso), pollo, maíz, yuca, banana y huevo. Cada cual cultiva lo suyo, y como eso mismo, pero siempre ayudando a su vecino, que en este caso también es de la familia.

Los emberás suelen casarse jóvenes. Emiliano, por ejemplo a los 18. Y suelen tener familia numerosa. Para evitar la alta natalidad también usan métodos anticonceptivos, pero ninguna modernidad con forma de condones de sabores y colores, sino hierbas y plantas.



Pero no todo es tan fácil, ni si siquiera tan bonito como parece. La vida tranquila y sosegada peligra a pasos agigantados, según me confiesa Emiliano. Como en miles de rincones del planeta la lucha encarnecida entre la conservación de las tradiciones y la globalización, tiene un claro perdedor, el primero de los contrincantes, la tradición y cultura autóctona. Y todo por culpa de que la globalización hace trampas en la batalla. Pelea con ayuda del dinero. Eso no es justo. La moral no parece equilibrar esta guerra..al menos por ahora.

Día 14: Día D, vivir con una tribu indígena (I)



Pie de foto: inicio de la caminata / cruce del río Sardinilla / Así van los niños a la escuela que se encuentra en Santa Libra, para que se quejen los nuestros / JP hasta el cuello de barro / Comida pasada por agua con los monis / Uno de los miembros de la comunidad Emberá que nos dio la bienvenida en su canoa / Vista del poblado de San Juan Pequení.


Hoy es el día D, el día grande. Arrancamos desde Santa Librada con rumbo a San Juan de Pequení, la pequeña aldea en medio de la selva panameña donde nos esperan nuestros amigos emberás.
La ruta comienza a las ocho de la mañana, y a los diez minutos del inicio, comienza la función. Hay que cruzar un río que cubre hasta las rodillas. Al principio cuesta, pero pronto nos damos cuenta que es solo uno de las decenas de ellos que atravesaremos en la jornada de hoy. Me toca ir en las águilas, el nivel medio en las rutas, junto con muchos chicos de mi grupo, el resto va en jaguares (los más rápidos).

El barro va dificultando el camino y la cuesta coge pendiente. El esfuerzo que hay que realizar de forma constante apenas deja tiempo para disfrutar del bello paisaje. Como en el Camino de Cruces, en este Camino Real, hay algo que me queda muy claro, el ser humano en la selva es solo una pequeña parte del todo, casi insignificante.


Con el final de la subida, las primeras fatigas musculares y desmayos comienza el camino de penurias, con final feliz, eso sí. Para darle más emoción, el tiempo se pone en nuestra contra, y las inclemencias del tiempo son nuestro enésimo enemigo. Un torrente de agua nos sorprende justo antes de la parada para la comida. No valían las capas de agua, ni objeto alguno existente en el mercado. Aquí y ahora solo vale empaparse y disfrutar de ello. De la comida os diré que todo se convirtió en un suculento menú compuesto de galleta mojada, mermelada de agua-pera y ensalada campera con mucho sabor marinero, por eso del H2O dentro de la lata.


A partir de ahí todo el camino era puro barro. Las botas se convirtieron en improvisados esquis de selva, y los pantalones, originariamente de colores varios, se unificaron en uno solo, el de la tierra. Estaba claro, el agua y la mierda nos llevaba al cuello. Esto último es literal. Tanto uno como lo otro. Y es que el último paso antes de llegar a nuestro ansiado destino fue cruzar un río en el cual el líquido elemento nos llegaba precisamente a esa parte del cuerpo que une la cabeza con el tronco.


Aunque parezca mentira, aunque me llamen loco, todo lo que antes he narrado ha merecido la pena. Estamos en un lugar idílico. Hemos superado una prueba de fuego. Hoy todos somos ganadores.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

DÍA 13: Santa Librada nos guía


Pie de foto: Marcos, Dani, Cillero, David, un servidor, Dani y Jorge antes de comenzar la ruta desde Sardinilla hasta Santa Librada / El grupo de apoyo de protección civil / Antes de dormir, en el altar de la iglesia, junto a Santa Librada y la improvisada capilla / Recogida del campamento antes de empezar el gran día, el Camino Real que nos llevaría hasta los emberás.
El cielo sólo reposó por unos momentos. A primera hora de la mañana, de nuevo a la carga. Un gran aguacero nos fastidió las tareas de recogida de un campamento ya destruido de por sí por las inclemencias del tiempo en la madrugada pasada. Las prisas hicieron que sobre la arena húmeda quedara un reguero de prendas y pertenencias personales. Platos sin forma, ropa empapada, trozos de tiendas maltrechas y un largo etcétera. La paciencia fue el único remedio que se puede recetar en estos casos, máxime cuando no hay un metro cuadrado a la redonda donde resguardarse. Mojados, casi sin desayunar, y agotados, comenzamos el camino mágico que conducirá a los Emberás.

Hoy partimos desde Sardinilla hasta Santa Librada. Los equipos van cargados con lo básico, y un poquito más. Los chicos no paran de quejarse, pero sé que serán fuertes y conseguirán llegar a la meta de San Juan de Pequení, donde nos espera la tribu emberá. Antes, para recuperar fuerzas, montamos el campamento en Santa Librada, un pequeño asentamiento en el que tan solo se encuentra una escuela y una iglesia para las comunidades cercanas. Cojo sitio pronto y me instalo en la iglesia. Mi aislante y mi saco sábana lo coloco en el mejor lugar, el más protegido, a la vera de la Virgen, Santa Librada. Me protege de las inclemencias de dormir en la selva, pero ni ella puede librarme de los temidos mosquitos.

lunes, 22 de septiembre de 2008

DÍA 12: Llueve sobre mojado (con Vídeo)

Pie de VÍDEO: aquí os dejo una grabación de un momento de la tormenta grabado en mi tienda. Sacar la cámara al exterior era una locura, y por eso hoy sustituyo las habituales fotos por este "simpático" vídeo.

Este día doce de campamento conocimos los estragos de las tormentas tropicales. Por la mañana un gran aguacero estropeó el amanecer al grupo, inundó algunas tiendas y hizo surgir varias lagunas en el campamento situado frente a la playa de Nombre de Dios. El día dio tregua al sol, pero por la noche, cuando la expedición comenzaba a llegar del pueblo después de haber colocado una estatua al aventurero Diego de Nicuesa, haber bailado al ritmo de los congos (baile típico de herencia africana), Jesús Luna incluido, y ver el segundo Tele-ruta (un resumen audiovisual de todo lo acontecido en días anteriores), los rayos y los truenos cayeron sobre el campamento.

A mi grupo lo cogió preparando las mochilas para los dos días de ruta hasta San Juan de Pequení, donde nos esperaban los emberás. A mi, en los buses, intentando hacer acopio de alimentos del ejército para los siguientes días de duras caminatas. El camino desde esa zona hasta las tiendas fue una auténtica odisea. El palo de agua fue, simplemente tremendo. Litros de agua caídos del cielo. Rayos que iluminaban la oscuridad. Truenos ensordecedores. Todos los chicos aturdidos, deambulando con la ropa empapada por el campamento, y muchas tiendas y hamacas convertidas en improvisadas bañeras y piscinas de diferentes tamaños. Gente perdida, sin rumbo, por la ceguera que provocaba las cortinas de aguas mandadas por San Pedro. Momento de caos y confusión en los que los walkies echaban humo, los monitores, Luna, Pati y Silvia, daban abasto.

Las complicaciones no cesaban, y cuando medio centenar de chavales fueron evacuados por la inundación de sus tiendas, recibimos órdenes de los miembros de Protección Civil de evacuar a los expedicionarios con las carpas más cercanas al río que rodeaba nuestro húmedo lugar de descanso ante el riesgo de crecida. Los más afortunados dormimos en nuestras tiendas. Muchos, más de un centenar, buscaron cobijo en la iglesia del pueblo (Nombre de Dios) y en el colegio. No había tiempo para mucho. Tan solo arreglar lo básico, y dormir. Como fuera. Mañana será otro día.

Reconozco que acabé agotado, pero me en los momentos más difíciles, paradojas de la vida, me dio por reírme sin parar. Son las cosas que nunca se olvidan.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

En el ESPECTÁCULO de Madonna, pero escuchando a mi Atleti

Señores, por aquello que estas líneas van a hablar de la Reina del Pop, me tomo la licencia de cambiar, solo por hoy, el diario de ruta por una crónica del concierto.

Tic, tac, tic, tac. Empieza el espectáculo. Madonna, como buena reina, aparece en medio del gran decorado sentada en un trono, su trono. Alrededor, los auténticos protagonistas del evento: miles de watios de sonido, un gran despliegue audiovisual, un elenco de perfectos bailarines y un grupo humano de más 250 personas dispuestos a seguir ganándose el pan con la diva durante esta gira, Sticky&Sweet, y todas las que vengan. Y eso que ya tiene la mujercita 50 años, muy bien conservados, eso sí.

Canciones de su último disco, Hardy Candy, y clásicos básicos de su repertorio, hicieron bailar y disfrutar al respetable, que no se si por las copas de más, o por otras razones más cercanas a la autocomplacencia después de pagar más de 70 euros por una entrada, olvidaron pronto los "grandes" momentos de playback y los videoclips preparados, mientras la señora se ponía otro de los trajecitos con los que sorprendió en Sevilla. Espectáculo si hubo, y mucho. Pero lo que se llama concierto, bueno..con un cede y sin ella yo, por lo menos, me hubiera divertido igual. Será que no soy incondicional de la rubia que hace oro.

Y para terminar la crónica del espectáculo, digo, tendría que hablar en ella del gran partido de vuelta a la Champions que tuve que escuchar por la radio de mi Atleti. Agüero, ese si que es un artista. Llamaré a M para que en su próxima visita al estadio de la Cartuja de Sevilla (donde se celebró el concierto) lo avise. Ella, que ponga su imagen, él, los goles, y los técnicos, todo su buen hacer. ¡Eso si que será grande!

viernes, 12 de septiembre de 2008

DÍA 11: ¡España, España!






Pie de foto: los españoles celebramos la victoria, la alemana sufre la derrota. Es la cara y la cruz del fútbol / Una imagen de Nombre de Dios / Una niña juega en la puerta de una tienda con su muñeca / Zona de acampada a orillas del Caribe, en Nombre de Dios (Fotos: Ruta Quetzal, arriba y José Pablo García).


De Portobelo a Nombre de Dios, el pequeño asentamiento que fue fundado en 1510 por Diego de Nicuesa, convirtiéndose en unos de los primeros asentamientos europeos en el Istmo de Panamá. Solo un millar de personas, un par de refresquerías, una comisaría, un cementerio, varias tiendas y un colegio, el José Isabel Herrera.


En ese lugar, la escuela del pueblo, que más tarde nos serviría de refugio improvisado, fuimos recibidos por los más pequeños de lugar con aplausos y alegría. A cambio, dentro del protocolo de la campaña Un regalo, una ilusión, de Radio Nacional de España, le dimos una muñeca o un camión de los de las obras a cada uno de ellos. Para hacerlos feliz un rato está bien. Para limpiar conciencias también. Para todo lo demás, lo auténticamente necesario, no vale para mucho. Por desgracia.


Frente al colegio, humilde y repleta de chavalería, improvisamos nuestro rincón para disfrutar de la gran final de la Eurocopa entre La Roja, España, y Alemania. Un aula pequeña con pizarras a los lados y pupitres dispersos de forma anárquica por el movimiento de la multitud allí presente, fue el lugar elegido para animar a los hombres de Luis. La inmensa mayoría llegamos justo para ver el gol de Fernando Torre y la alegría se desbordó al instante. Jesús, el de Hispasat, también saltaba de emoción, pero con más cuidado, ya que de él dependía nuestra conexión con la empatía de nuestros compatriotas. Ganamos, y la historia deportiva en España escribió una página que se recordará durante mucho tiempo.


No pude verlo con coca-cola y panchitos, Ni en un sofá, sino en el suelo. No pudimos celebrarlo en algunas de las plazas de nuestras ciudad. Tocó un baño en el Caribe. Pero la experiencia valió la pena, y esa historia si que me la guardo para contársela a mis nietos. Hasta los mosquitos se quisieron apuntar a la fiesta..pero para ellos hubo mucho humo de la hoguera. No estaban invitados, y por el tamaño..diría que eran alemanes mosqueados.


En Nombre de Dios a 29 de junio de 2008

viernes, 5 de septiembre de 2008

DíA 10: Del amargo cacao al dulce Portobelo


Pie de foto: Imagen del Cristo Negro de Portobelo / Fotografía de una de las escolleras que defendía a la ciudad / Un momento en la fábrica de cacao con las mujeres kunas sirviéndonos amablemente cacao puro y azúcar (Fotos: Internet y Ruta Quetzal).


Jesús Nazareno está en todas partes. En mi casa, en El Puerto de Santa María (Cádiz, España), y allá donde vayas. Hoy lo he encontrado en un pueblo recóndito de Panamá llamado Portobelo. Así lo llamó Cristóbal Colón cuando llegó a su bahía por la belleza del paisaje que tenía frente a sus ojos. Lo llaman Cristo Negro, por el color de su piel quemada por las brasas de un incendio que acaeció años atrás, y cuenta con miles de devotos que cada 21 de octubre se acercan en peregrinación a la pequeña iglesia donde se le da culto, una pequeña ermita con paredes encaladas a orillas del Atlántico.
Desde muy cerquita, desde las escolleras, se divisa un paisaje sobrecogedor, máxime cuando se sueña despierto con la época colonial y se imagina uno una batalla encarnizada contra filibusteros y piratas a las órdenes del malo malísimo de Francis Drake, pirata de estos mares y pesadilla de la Corona española, que yace en un ataúd de plomo bajo las mismas aguas y las mismas estrellas sobre las que ayer por la noche recreábamos estos pasajes que escribía Lope de Vega en La Dragontea.
Antes, por la mañana, visitamos una fábrica de transformación de cacao propiedad de una familia española, y probamos, de manos de mujeres kunas, cacao puro molido con azúcar para contrarrestar el sabor amargo, pero rico e intenso.
Todos estábamos muy cansados en Portobelo a pesar de haber tenido tiempo libre por primera vez (Internet, llamada a ´familiares y amigos, compra de productos varios, adquisiciones de regalos y recuerdos y búsqueda de las cositas raras que me gustan a mi, dícese de un billete de lotería nacional o varias monedas de Balboas, conviven con el dolar como moneda nacional, en curso legal). Los niños se pusieron muy contentos, y arrasaron, como si de tiempo de guerra se tratara, con el género en la ciudad. Los monitores también nos pusimos contento. Un pequeño respiro. Pero a la vuelta a la Aduana de Portobelo, el magnífico rincón donde íbamos a dormir, la tensión se apoderó de todos.
Más de 350 chavales tenían que dormir en un precioso, pero reducido espacio. Saltaron las chispas. Se habló con Luna, el jefe de campamento, se hizo terapia de grupo entre los monitores, y se terminó el tema como debe ser, con una cerveza nacional, la Gamboa (por la tarde me tomé una Panamá que me gustó más) en la plaza mayor de Portobelo. Mientras la vida nocturna continuaba para los habitantes de este pueblecito. Unos bailando, otros charlando a la fresquita y otros jugando al fútbol. Pero todos con el ritmo tranquilo y sosegado que marca el Caribe, y sobre todo, con una sonrisa en su cara.
En Portobelo a 28 de junio de 2008

jueves, 4 de septiembre de 2008

DÍA 9: ¡Adelante piratas!



Pie de foto: junto a Miguel de la Cuadra Salcedo en el campamento en una de mis fotos preferidas / Imagen general del fuerte de San Lorenzo del Chagres /Clase de esgrima / Jesús, el técnico de Hispasat, que nos comunicaba con el mundo y nos puso la final de la Eurocopa. De Cádiz tenía que ser. (Fotos: A. Colina-RutaQuetzal-)

Cuatro pasos hacía el sur Río Chagres y Océano Atlántico se dan la mano. Cuatro más hacía estribor fuerte oleaje y sabor a mar. Estamos en el Fuerte de San Lorenzo de Chagres, defensa que fue frente a las invasiones piratas en la época colonial, base militar de los norteamericanos, que también fue, y ahora patrimonio natural y cultural para los panameños y el mundo entero. Un sitio, sin duda, con un magia especial.
La primera noche nos sorprendió a traición un fuerte aguacero y la planeada noche de estrellas se diluyó como el agua que caía del cielo. Pero nos desquitamos esta noche. Tumbado en uno de los flancos del fuerte que dan al mar me perdí entre estrellas con la música de las olas de fondo. Necesitaba este momento. Necesita ese olor y ese sabor marinero. Fue un momento de evasión, de los pocos, en un día complicado.
La mañana comenzó revuelta y se cobró el primer expulsado de la Ruta 2008, y esperemos que el último. Un chaval guatemalteco del grupo 12 de mi amigo Luis Briones, muy confundido con los avatares de sus edad había conseguido en una semana un botín (al más puro estilo pirata) mil dolares, mil euros, mp3, cámaras y otros objetos de valor. Por la noche también hubo lío. Los bomberos panameños dejaron a la mitad de los expedicionarios con el jabón encima ya que se les acabó el agua en el agua y en el intento de rellenarlo, nunca volvieron. Yo tuve más suerte y me escapé a una pequeña poza con agua muy fresca donde un grupo de monitores nos dimos un buen chapuzón. ¡Esto es vida!, como diría el comandante Puleio.
Un taller de supervivencia impartido por Luis Puleio fue mi primer taller del día, diferente del de mis chicos, a los que le tocó volleyball. Por la tarde a ellos le tocó un recorrido ecológico por el entorno del fuerte, en donde me contaron que vieron un cocodrilo muerto y decenas de aves diferentes, y a mí una clase de esgrima. Lo mejor de esta lección fue coger la espada, una rama de árbol improvisada, e imaginarme guerrero de San Lorenzo del Chagres, defensor de la Corona español. Fue un sueño que se unió a todos los que tuve esa velada junto al mar que tanto inspira. Buenas noches y que descansen.
En San Lorenzo del Chagres a 27 de junio de 2008