viernes, 30 de enero de 2009

Día 39: Comienza la aventura (1/2)

El día 39, el del punto y final, y que marca el final de una aventura y el comienzo de otra, comenzó un poco antes de las 00 horas. Después de la cena me reuní con mi grupo para analizar lo que había dado de sí estos 38 días de convivencia y aprendizaje. Podríamos haber estado tres días charlando, pero lo reducimos para que nadie se quedara dormido a estas alturas de nuestro cansancio. Sin duda, fue gratificante escuchar los pensamientos de cada uno de mis chicos. No hablamos casi de monumentos ni de las ciudades más bonitas, sino de sensaciones, de emociones, y sobre todo de personas. Siempre lo digo y siempre lo diré, al final de todo lo verdaderamente importante son las personas.



Contaron sus miedos y sus preocupaciones iniciales, sus cambios durante estos días, sus relaciones, sus proyectos a partir de ahora, y se emocionaron. Al principio fueron algunos, pero después, todos a una, llorando como una magdalena gigante. Los hombres también lloran. Todos, sin excepción, incluido el monitor, que desde el principio ha querido ser uno más de ellos, y según mis niños, lo ha conseguido. Orgulloso del grupo y de cada uno de las personas que lo han formado es como me he sentido durante la Ruta, como me he sentido en esos momentos y como me sentiré siempre.




Pero todavía los más grandes tenían una sorpresa para mí en una noche caótica que ahora explicaré. Los Perrunas me habían preparado un detalle muy grande. Con las luces de pescador (barras que se encienden cuando se agitan) me prepararon un gran mural en medio de la noche que decía “JP. TK.” Cuando salí a la ventana del pabellón de Boadilla del Monte y vi esa obra de arte debajo de mis ojos, no sabía que decir ni que hacer. Creo que no se podía pedir más del grupo 13, dieron siempre el 110 por ciento, hasta el último día, hasta el último momento.

sábado, 24 de enero de 2009

Día 38: Se acerca el punto y seguido



El recién inaugurado tren AVE especial “Ruta Quetzal” que nos lleva desde Zaragoza a Madrid, marca el final de una aventura, o mejor, el principio del comienzo. A pesar de la comodidad de los asientos, de la que doy fe, los chicos, sus nervios y el ajetreo, no dejan a casi nadie descansar. Son los últimos momentos y hay que apurarlos a tope, como si en ello se fuera la vida. Se escriben recuerdos pasados y deseos futuros en sus cuadernos, intentan comprar en el bar la penúltima lata de coca cola “ilegal” en su cruzada propia de la edad a favor de lo prohibido (no pudieron porque los monitores llegamos a tiempo) y ríen, y lloran.




En el tren, para no variar, se queda algún gorro, algún boli extraviado, o un libro que dejaron olvidado en sus asientos. Son las cosas de la Ruta. Lo que se llevan bien puesto es las ganas de sentir, la pasión, por lo vivido y por lo que vendrá a partir de ahora. Antes de que las lágrimas lleguen al Río, pongamos por caso el de Los cocodrilos de Panamá, es el turno de recoger el diploma en la Universidad Complutense de Madrid que los acredita como auténticos aventureros, como jóvenes que se han convertido a marchas forzadas en hombres y mujeres. También hacen las evaluaciones de todo lo vivido sobre el papel. Esperemos que a los monis no nos den mucha caña.


Por la noche se prepara la última mochila, se hace la última cena, y se cuentan los últimos chistes. A partir de entonces, la emoción embarga a todos los que hemos formado parte de esta gran vivencia, empezando por los chavales, los grandes protagonistas, y terminando por los monitores, sin olvidarnos de los que siempre han estado en el campamento, los que han vivido la auténtica Ruta, el equipo médico, el profesor de música, etc.

En Boadilla del Monte a 26 de julio de 2008

miércoles, 21 de enero de 2009

10.000 veces...


La palabra gracias la repito 10.000 veces, uno por cada una de las visitas que ha recibido el blog en este primer año de vida. Para celebrarlo, una preciosa frase de José Saramago, Premio Nobel de Literatura y buen viajero. Espero que sigan disfrutando de mi rinconcito más universal. Dice así:

" La felicidad tiene muchos rostros...Viajar es uno de ellos"

viernes, 16 de enero de 2009

DÍA 37: Santiago Apóstol, patrón de España

El calendario marca el día de Santiago Apóstol, patrón de España. Organización o destino, no sabría decirlo, deciden que lo vivamos con la gente que más quieren a su patria, y que en ocasiones, incluso ofrecen su vida por representarla y defenderla, los militares.


Por la mañana nos enseñaron su unidad de desactivación de explosivos y la de perros antidroga. Por la tarde, celebramos junto a ellos el día de su patrón con un desfile militar. Sin duda, el gran momento fue el homenaje a los caídos. Para muchos chavales fue un mal trago, por su sentimiento pacifista, pero para otros, fue motivo de satisfacción, orgullo y emoción.




El resto del día lo pasamos en la capital aragonesa, Zaragoza. Por la mañana visitamos los Sitios de la capital que evoca y recrean la lucha de los maños frente a las tropas invasoras de Napoleón Bonaparte durante la Guerra de la Independencia, de la que este año se cumplen 200 años. Por la tarde, visitamos el epicentro religioso de la ciudad, la Basílica del Pilar. Como postre de la visita, chocolate con churros. Y la guinda del pastel en un día agotador e interminable, un concierto de los chicos del aula de música dirigidos por Javier, el músico.




Besos apasionados entre algunos de los ruteros, y apasionada reunión de los monitores antes de dormir. Cosas diferente, pero igualmente necesarias. Para ellos, el amar se acabó a la 1 de la madrugada, cuando los mandamos a dormir. Para nosotros, la pasión grupal acabó a eso de las 4 y media de la noche.

En Zaragoza a 25 de julio de 2008

martes, 13 de enero de 2009

DÍA 36: Expo de Zaragoza, la fiesta del agua

Pie de foto: la Torre del agua / antes de la entrada al recinto de la Expo de Zaragoza en el Meandro de Ranillas /pabellón de Andalucía / un momento del espectáculo del Circo del Sol delante del pabellón de Aragón / foto de familia después del almuerzo /Fluvi, la mascota


Desde el comienzo de la Ruta Quetzal 2008, el agua no nos ha abandonado nunca. En Panamá siempre estuvo presente con lluvias interminables, tormentas tropicales o con la humedad diaria. Pero también, la ausencia de ella nos marcó durante algunos pasajes de la aventura. Precisamente por unos y otros avatares, supieron, o nos incluimos todos, supimos valorar el líquido elemento.


En España, y a pesar de ser verano, nos sorprendió el agua ligeramente en Madrid y con más intensidad en Berlanga de Duero. Pero el culmen, la guinda a la fórmula mágica del H2O, la vivimos todos en la Exposición de Zaragoza. Ha sido la celebración perfecta para la aventura quetzal. Ciento de pabellones de comunidades autónomas, incluida la andaluza, de países, temáticos, mucho calor, y un gran negocio en torno a todo ello.


La visita, intensa, se dividió en dos partes. La primera con el grupo. Inteligentes y hábiles, el grupo 13 nos libramos de varias colas con la cantinela de que veníamos con la Ruta Quetzal. No hay duda que han aprendido pronto de la poca vergüenza del monitor. Así fue como en tan solo cinco minutos nos colocamos dentro de una de las atracciones más demandas por los visitantes, Agua Extrema, pabellón en el que se recreaba un tsunami, y en el que el visitante se moja, pasa frío e incluso algo de miedo.




A la salida fuimos al Pabellón del Faro, al de la Sed (que la fuerza de la mente crea nada más entrar por la puerta) y a decenas de pabellones nacionales e internacionales. Me quedo con el vídeo que proyectaban en el Pabellón de la Comunidad de Madrid sobre el Canal de Isabel II, los audiovisuales del pabellón andaluz, la cabalgata del Circo du Soleil, la animación de los países caribeños y la restauración de los destinos más exóticos. Lo que sobra es, sin duda, agua. Tanto monotema acaba cansando al mejor pescado del mundo, ya sea el señor boquerón, la señora merluza o la señorita dorada.




Con el cansancio, propio del evento, y un regalo más en la saca por mi cumpleaños (un torito de peluche con pasodoble incluido cuando lo tocabas), pusimos rumbo a la Academia Militar de Zaragoza. Se acaba el tiempo, y los chicos no pierden un segundo. Comienzas el tráfico intenso de anuarios donde dejan constancia de sus emociones y sentimientos, donde firman, donde ponen sus datos, y mucho más. Por supuesto, son momentos en los que los sentimientos van subiendo al infinito. Es hora de aprovechar al máximo.




En Zaragoza a 24 de julio de 2008

lunes, 12 de enero de 2009

Artículo Público: De la cola del paro a la de la reventa

Os dejo el enlace por si alguien quiere leer un artículo sobre la venta de artículos de segunda mano muy útil para los tiempos que corren que ha escrito el que suscribe:

http://www.publico.es/espana/actualidad/189991/comercios/articulos/usados/forman/cola/paro

domingo, 11 de enero de 2009

Día 35: Cumpleaños feliz


“Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos, cumpleaños feliz”. Fue la canción que al alba me despertó de un corto, pero reparador sueño. Eran mis chicos dándome la felicitación en forma de canción alrededor de la tienda. El sueño, ni el frío, importó para salir inmediatamente a darles el fuerte abrazo que se merecían por haberme levantado con una gran sonrisa y una vitalidad especial.

Pero no acabaron ahí las emociones en un día que difícilmente olvidaré, y que de forma repetida, seguro contaré a conocidos y extraños, como batalla emocional de guerra. Por la tarde, en la Academia Militar de Zaragoza, lugar de instrucción que fue de Juan Carlos I y el príncipe Felipe, siguieron las sorpresas. La reconfortante ducha caliente, colchón, luz y espejo de la habitación individual que todos teníamos, se quedaron pequeños tras la alegría que estaba por llegar.

Bajo las escaleras del pabellón militar donde dormíamos, me esperaban los 21 campeones de mi grupo para cantarme una canción especialmente compuesta. No fue el único regalo, pero si el más emotivo. Después cuando tocó cenar, la fiesta continuó. Tocó el turno de un multitudinario cumpleaños feliz cantado por los 350 ruteros, médicos, equipo de materia, monitores e incluso las cocineras “militares”. Casi se me atragantan las albóndigas.

Pero no crean con la última bolita de carne se acabaron las sorpresas. En el postre llegó la tarta, que después me enteré que fue una auténtica odisea la que organizaron los chicos para conseguirla, y los regalos: una bocina con forma de cuerno para despertarme por las mañanas, una pulsera y un collar. Nos comimos todos juntos la tarta, la mejor que me ha sabido, sin dudas. Gracias es único que pude decir, pero me salió del corazón.
Y el agradecimiento no es solo para los chicos, sino también para los demás ruteros y los monis, que me prepararon un ágape y otras dos tartas más, con las celebramos todos juntos los cumpleaños atrasados. Me sentí durante todo el día un gran privilegiado…

En Zaragoza a 23 de julio de 2008

lunes, 5 de enero de 2009

DÍA 34: A por los Picos de Urbión

La luna todavía no le ha dado el relevo al sol, y ya estamos despiertos. Son las cinco y media de la mañana. En una hora comenzamos la ascensión a los Picos de Urbión. La caminata comienza con una fuerte pendiente de poco más de un kilómetro en frío y recién levantados. Bostezos, ahogos e intentos de recular al campamento. Pero solo caen tres o cuatros chavales que ven demasiado cuesta arriba la gesta. El resto, camina lento pero de forma eficaz en busca de lo más alto de la montaña. Sin duda, el liviano peso de sus mochilas, sin tiendas de campaña, saco, ni otros utensilios, ayuda bastante.


El pico ya está cerca y la gente está disfrutando del paisaje. Se nota. Comienza el último tramo hasta llegar a los 2229 metros, el techo de esta montaña. Los quetzales, los primeros, coronamos diez minutos antes de las once, cuando todavía Lorenzo no se había puesto a trabajar duro. Un vértice geodésico marca el punto más alto, y otra plaza de metal oxidada, recordaba a los más despistados el lugar donde se encontraban. Una cruz, elaborada por un herrero de Vinuesa, la localidad más cercana, también santificaba el lugar, y por último, un pequeño buzón recogía los deseos y anhelos de los montañeros. No le faltaba un detalle a esta cima. Las vistas son maravillosas y la luna, aún presente, hacen el momento inolvidable e incluso romántico.


A un lado de la ladera se intuye el camino a la Laguna Negra, al otro, los montes de La Rioja, y abajo el nacimiento del río Duero. Descendiendo, hacemos parada obligada en este último punto. Un fino hilo de agua bien fría y pura nace directamente de las montañas y harán ahora el camino inverso que hemos hechos con nuestros pasos para terminar desembocando en la ciudad portuguesa de Oporto.


El próximo aliciente, después de atravesar la Laguna Larga, y la Laguna Helada, fue la Laguna Negra, donde estuvimos la tarde anterior. En esta ocasión, abordamos el coqueto espacio natural desde lo más alto para comer allí en un restaurante de cinco tenedores, miles de estrellas y vistas al lago. Lo que vino después fue mera transición alargada para alcanzar el campamento. A la vuelta, lo más destacado fue cruzarnos con un ciervo a toda pastilla, que aturdido, a punto estuvo de meter el miedo, y otra cosa, a alguno en el cuerpo.

Ducha fresquita antes del atardecer, tumbing, comida y a dormir. Ha sido un día muy divertido y diría que una de las caminatas más agradables y bonitas que hemos hecho. Aunque decidirse por una siempre es difícil...


Hoy, en la cola de los quetzales he pasado muy buenos ratos de cante junto a Irene y a Agustín Pacheco. Ayer por la noche en la tienda junto a Luis y a Irene, también nos pegamos una sonoras risas. Y esta noche Pacheco, también se va apuntar a la tienda. Ahora estoy disfrutando mucho más con todos ellos, con los monitores. Hay más confianza, más química.

Me acuesto antes de las doce, pero antes de quedarme definitivamente dormido son las 00.17 horas del día 23 de julio, mi cumpleaños. No tengo cobertura y las llamadas no pueden llegar. Quienes si me dan un fuerte abrazo y me canta el primer cumpleaños feliz son mis compis de tienda. Así se duerme más alegre.
En Picos de Urbión a 22 de julio de 2008.

domingo, 4 de enero de 2009

DÍA 33: Un atardecer marcado por Machado

Las prisas mañaneras vuelven al campamento. Hay que recoger, y poner rumbo a Soria. Allí nos espera una fotografía con los directores de los Institutos Cervantes repartidos por todo el mundo que se reunen estos días en la capital soriana, y también una visita a la ciudad por grupos. La Unión 21 (grupo 13 y 8) recorrimos la ruta machadiana y los lugares más señalados de la capital.



La sorpresa del día llegó para nuestros grupos de mano de la familia Marichalar Sáenz de Tejada. Sí ya sé que os suena. La familia del que fuera marido de la Infanta Elena, Jaime de Marichalar. Allí estaba su hermano aventurero, Álvaro de Marichalar, junto a su madre, la Condesa viuda de Ripalda, y sus nietos. Nos abrieron las puertas de su casa de par en par, y charlamos de forma amigable sobre la Ruta, Soria, Numancia, mientras algunos algunos ruteros correteaban con más pequeños de la casa, entre los que destacaban Victoria Federica y Felipe Juan Froilán de Todos los Santos. Después de la charla, Álvaro de Marichalar me regaló un libro de una sus aventuras, la Expedición Atlantika 2002 en la que unió en moto de agua Roma y Nueva York cruzando el Océano Atlántico.


La comida del día fue a orillas del Duero, en un tranquilo parque de la ciudad. El descanso, camino de Vinuesa, un pequeño pueblo en el corazón de los Picos de Urbión, fue en el bus. A unos cuantos kilómetros teníamos el campamento en el refugio Los Lomos. Montamos rápido y al atardecer fuimos a soñar despiertos.


La Laguna Negra nos dio cobijo en la fría tarde que se había levantado. Los poemas de Machado pusieron la melodía a tan bello atardecer. Una actuación musical con poemas del insigne poeta en un marco idílico. Desde la piedra más alta del entorno, divisando y disfrutando de este instante, puedo decir que tardaré muchas lunas en olvidar este momento.



En Picos de Urbión a 21 de julio de 2008

Pd: He estado malo unos días con gripe y esa es la razón de haber abandona unos días el blog, nada de resacas post navideñas.