La
ecuación es proporcional con respecto a Bangkok, a mayor distancia, calles más
ordenadas, aceras expeditas, locales más tranquilos y menos maleados, zonas verdes…
en resumen, un buen lugar para pasar unos días. Nosotros lo haremos con un plan
muy completo teniendo nuestro cuartel general en Panda House, un hostal humilde
pero regentado por una familia de lo más acogedora.
Hoy,
por cierto, es domingo en Chiang Mai, día grande. Es el momento de montar en el
casco antiguo, que está separado por un perímetro de restos de muralla, el
mercado dominical. No soy de mercados, ya lo sabéis, pero es verdad que éste me ha entretenido más
tiempo de lo habitual. Merece la pena darse una vuelta para descubrir
artesanía, buenos puestos de comida callejera y rarezas varias. Entre tantos,
no dejen de pasarse por el puesto que tienen los amigos del “proyecto de ayuda
a personas con discapacidad”. Os ayudará a entender mejor como es la mala vida
y sus dificultades de estas personas en los países en vía de desarrollo.
Antes
también vimos templos, por supuesto, unos pescaditos se comieron nuestros pies
y comimos el que dicen que es el mejor curry de la ciudad, el del Aroon Rai.
Desde 1957 poniéndole picante a la vida…
En
Chiang Mai a 7 de julio de 2013
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