El gran grupo se dividió en dos en la mañana. Unos fueron a ver los Arribes del Duero, en la frontera entre España y Portugal, y el grueso de la expedición, nos quedamos en el campamento haciendo piragüismo y tiro con arco.
Por las aguas del río a orillas de Zamora nuestros botes comenzaron a zarpar río arriba. En mi kayac íbamos Jorge, el peruano, y yo. Al principio nos costó ponernos de acuerdo en eso de la rematada, pero al final, lo conseguimos, y no había quien nos ganara…salvo Jesús Luna. Llegamos a la meta que nos inventamos, y después de la actividad, un merecido descanso en el bote y bajo el sol. El resto del grupo fue llegando escalonadamente y chorreando en agua después de las batallas entre navíos y fragatas. Será bautizada como la Batalla del Duero. El parte de heridos se elevó a 200 personas con fuertes dolores en el estómago de tanto reír. Paella, pollo bien rico y siesta en el bus, camino de Burgo de Osma (Soria).
Con fuerza y energía, cuando se acercó la medianoche, toda la tropa de la Quetzal, se dispuso a asaltar la fortaleza de Gormaz. Este antiguo castillo, el más grande de España, uno de los más grandes de Europa, fue residencia de Rodrigo Díaz de Viva, El Cid campeador, y Doña Jimena. El cid vivió entre estas almenas cuando era alcaide de Gormaz, el pueblo sobre el que se erigió, y que ahora ve una buena parte del mismo derruido.
Dicen los lugareños, que en los días claros se divisa el paisaje a varios kilómetros de distancia, y es que esa situación estratégica, en lo más alto del cerro, hacía de esta posición militar un lugar envidiable.
El asalto al castillo fue literal. Mochila a cuestas y montaña arriba, mientras sonaban los tambores de lo más alto de la fortaleza. Las ganas por llegar fue nuestro mejor aliado frente a la pendiente, y la luna llena, nuestra guía en el camino. Sin tizona, ni señora, pero como un señor, viví y dormí en este castillo el 19 de julio del año 2008, hubiera escrito a mi marcha.
En Gormaz, el 19 de julio de 2008
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