viernes, 5 de diciembre de 2008

DÍA 27: Una ilustre visita rutera a la democracia

En la Ruta, casi siempre, hay cambios de planes. Hoy también, nos vamos antes de Toledo. Algunas veces los cambios son a peor, pero en esta ocasión, parece que va a merecer la pena. Ponemos rumbo a la capital de España con destino al lugar por antonomasia de la democracia, el Congreso de los Diputados.


Tenía mucha ilusión en conocer y revivir, aunque solo fuera unos minutos, todo lo que han vivido políticos de distintas ideologías sentados en sus escaños decidiendo y marcando los designios de España.




Me tocó sentarme en el escaño de Federico Trillo, antiguo Ministro de Defensa del gobierno de José María Aznar por el grupo del Partido Popular. Como un niño con zapatos nuevos, toqué los botones de la votaciones: ahora voto sí, ahora no, otra vez, y por último, será que sí. También estuve investigando en el ordenador que tienen los diputados en su puesto, y observé con atención todos los detalles del hemiciclo. José Bono, presidente del mismo, y uno de mis “hombres de confianza” en política, hizo de gran anfitrión. Fue la guinda al pastel. Para terminar, una visita a los salones y un vistazo rápido a la Constitución Española.




La comida fue en el Jardín Botánico de Madrid, y la conferencia vespertina en la Iglesia de San Sebastián, una pequeña capilla situada en plena calle Atocha, que aunque pueda pasar desapercibida para los viandantes, sus peculiaridades son muchas. En su altar se bautizaron o se casaron decenas de ilustrados e intelectuales de la talla de Adolfo Gustavo Bécquer; en este templo, así mismo, también está enterrado el magnífico escritor Lope de Vega.




Después de la conferencia, un poco complicada por la hora, nos fuimos de excursión a la Chocolatería Valor, que amablemente, y tras pasar por la consiguiente y extensa cola, nos ofrecieron chocolate con churros. Un jolgorio en pleno centro de Madrid que hizo incluso que algún vecino poco amigo del jaleo, hiciera un intento de regarnos con un cubo de agua, pero no sabía que para nosotros el agua era ya parte de nuestras vidas ruteras.




Después de todo ello, volvimos al punto de origen, el campamento de Bodilla del Monte (Madrid). El ciclo va cerrándose, pero la familia aumenta (además de las europeos que comenzamos el viaje en el primer campamento de Boadilla, ahora se suman los americanos).

En Madrid, el 15 de julio de 2008.

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