jueves, 7 de agosto de 2008

Día 1: Llegamos a Panamá




Pie de foto: la espera en el aeropuerto Madrid-Barajas / Primera imagen de la Ciudad de Panamá desde los buses / Campamento a orillas del Canal de Panamá / Foto del grupo 13 completa en la primera mañana en nuestro país hermano, Panamá.

El amanecer de la Ruta comienza a ser diferente del resto del mundo. Para nosotros, los que formamos parte de esta expedición, el día arranca a las cuatro de la mañana, cambiando vilmente.



Los primeros rayos de sol por la luz de las linternas. Hay que aprovechar las 24 horas que componen un día universal entre España y Panamá. Ducha fría en un minuto, desayuno de campaña y con la música a otra parte. Empieza la Ruta, y con ella las relaciones humanas. La mía con mis chicos (faltaban los hermanos latinoamericanos), los del 13, el 12+1 o un nuevo nombre que votaremos, va viento en popa a toda vela a muchos nudos de velocidad y con toda la tripulación descolocada en el espacio y en el tiempo, pero bien cargados de buenas intenciones.

El "cacharro" con alas que nos llevará al sueño panameño despega a las 12.30 horas. No hay vientos, aunque si tempestades, como en el cuarto viaje de Cristóbal Colón en el que descubrió el istmo de Panamá, pero en este caso van por filas según marcan las azafatas y la paciencia en la facturación y embarque. Las catorce horas que durará el viaje son relativas. ¿Qué son catorce horas en la vida de una persona? ¿Qué supone un pequeño sacrificio para conseguir una gran recompensa? Yo, en mis horas particulares, ya he decidido que no es nada, y para que el tiempo sea de provecho, con estas líneas comienza el Diario de abordo de un monitor de la Ruta Quetzal en Panamá. La historia, la nuestra, acaba de empezar. Esta noche, además, con más personajes: los que faltan para completar la gran familia, los latinoamericanos.

La llegada a la Ciudad de Panamá no puede ser mejor. Día radiante, no mucha calor, aunque si humedad, y ausencia absoluta de lluvia. Los dos polos opuestos, la pobreza y la riqueza, se rozan en la capital pero no quieren ni mirarse. Grandes rascacielos, centros comerciales, ¿estamos en Nueva York? Barrios marginados, tiendas humildes, carros recatados, ¿estamos en el Tercer mundo?. No, no, estamos en la Ciudad de Panamá.

Los diablos rojos, los buses de la ciudad, nos acompañan en el caótico tráfico hasta nuestro primer campamento, la orilla donde desemboca el Canal de Panamá, la Fundación Amador. El trajín en el campamento es enorme. Carreras, prisas, y las primeras debilidades. En el Canal tampoco se detiene la velocidad del capitalismo. Contenedores, riqueza y mucho negocio. La noche cae, y con la llegada de los latinoamericanos los monitores también.

Madrid, Ciudad de Panamá a 19 de junio

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aunque no sea el post más adecuado, confío en que finalmente haya usted podido conseguir entrada y pase un buen fin de semana. Lo de mañana a poco que los cuvillos pongan un poquito, puede ser de lío gordo.

Un abrazo "Marco Polo"

JOSÉ PABLO GARCÍA dijo...

Ya la conseguí!!Desde el medio día estaremos con los preparativos, y brindaremos pr todos los callejoneros, no te quepa la menor duda. Ayer estuve con María José de Marmolejo, la amiga de Regina..10 años después!!el mundo es un pañuelooo