martes, 17 de julio de 2012

Día 6: Mykonos – Atenas, el Camarote de los "Hermanos Marx Papaulos"




El ferry que nos lleva de vuelta a la capital sale a las 14.15 h desde el nuevo puerto (ojo con esto que el nuevo está bastante separado aunque los griegos los unen cuando les place en autobús). Tenemos tiempo para un delicioso desayuno con vistas al mar desde nuestro Hotel Olía (el auténtico era el Maki´s place, igual pero familiar, pero había overbooking) y una escapada rápida al paraíso.


Una pequeña cala que hay junto a la playa de Ag. Sostis. Era temprano, las 9.30 h, aunque ya llevaba tiempo calentando Lorenzo. El mar estaba movido pero transmitía calma. Nosotros y los peces, no había nadie más. Era una sucursal del paraíso en la tierra y, por supuesto, tiene bar, el del bueno de Kikis; el más auténtico de toda la isla, con sus hojas de parra, sus mesas añejas, el pescado recién cogido y un servicio escueto (de 12 a 19 h), como me gusta a mí, hasta que se acabe el género fresco.



 Deberíamos de haber ido a la isla de Delos (barcos diarios desde  la capital), una de las ciudades más importantes de la antigua Grecia, pero nuestro ferry de la compañía Blue Star nos esperaba. Empezaba la cómica odisea ni escrita por Javier Gurruchaga. Para viajar barato hay que elegir la clase económica y con ella no se tiene garantizado el asiento (lo ideal es llegar al puerto con tiempo para ser los primeros), aunque si el entretenimiento. Los tiesos tienen que buscarse la vida en sillas de plástico mal puestas en los pasillos, en los bancos colocados sin orden en la cubierta o en los cotizados sillones del bar.




 Hay que ser rápido y luchar con griegas castizas por el mejor sitio. Ellas peinan canas y a la vez experiencia en estas pequeñas batallas, y como la octogenaria que me tocó al lado, sin preguntar, te quita la mitad de tú asiento, eso solo los primeros cinco minuto. Después llega el de los “mostachones de Utrera” al estilo griego, una especie de textura de chicle elaborado con huevo y recubierto de oblea. Eso para el que quiera porque los pasajeros llegan bien provistos de comida. Hasta 20 sovlakis (como nuestros pinchos de cerdo) se metió entre pecho y espalda mi vecina de mesa. ¡Una barbaridad! Poco tiempo más tarde, a la hora de la telenovela, se sube el volumen de la Tv y se para el tiempo…hasta que el llanto de un niño que se ha perdido lo rompe. Hasta llegar todavía quedará algún capítulo más en este particular camarote de los “Hermanos Marx Papaulos”. Y al llegar al puerto del Pireo (Atenas), no se relajen. Los carteristas tienen un horario amplio y una destreza inusitada, e incluso saben español. Como a la ida ya tuve que sufrir el intento de robo, a la vuelta me permití el lujo hasta de hablar con ellos. No hay manera de combatirlos, tan solo estar bien despiertos y dejarles claros que vosotros también venís de vuelta.



En el Mar Egeo, a 10 de julio de 2012.

No hay comentarios: