martes, 17 de julio de 2012

Día 5: Mykonos, el decorado perfecto


En las Cícladas tenemos otra parada prevista, Mykonos. Famosa por tantas cosas, esta isla es, sin duda, la más conocida de Grecia. La historia fue sencilla. Un día, unos señores extraños vestidos con camisetas sin mangas, pantalones cortos, chanclas y la cartera llena de dracmas, llegaron a este reducto insular donde habitualmente viven 10.000 almas. Éstos alabaron las bondades de Mykonos a su vuelta a otros seres extraños y otros parecidos vinieron a ver si era cierto. Así sucesivamente hasta nuestros días. Una camino de ida que no ya no tiene marcha atrás. Ese día a la vez que renacía la isla comenzaban a matarla.



En los 75 kilómetros cuadrados conviven, a pesar de los tópicos, lugareños, batalleros turistas y lujosos visitantes, sin que esto sea problema. Igual puedes ver un Ferrari por sus cuestas que un humilde quad sin fuerzas. Igual puedes comerte un magnífico bocata en algunas de sus playas que tomar algo para ser vistos en una terraza con precios desorbitados (una yogurtería artesanal, por poner un ejemplo distinto, cobra más de 1.000 euros el kilo de este producto, a euro y pico el gramo, oiga). Pero por encima de clases turísticas, Mykonos es naturaleza y bellas estampas que se colapsan en las retinas. Hay para todos: Ornos (familiar), Psarou (VIP), Paraga (aguas caliente), Super Paradise (homosexual), Paradise (fiesta), Agrari (con servicios pero tranquila), Kalafatis (submarinismo), Panormos (natural) o Ag. Sostis (el paraíso).



Para el que acabe con sobredosis de arena, el pequeño oasis está en el pequeño pueblo de Ano Mera, que cuenta con un monasterio que es la excusa perfecta para el ratito cultural.  Y no se me olvida, la capital, mejor de noche, con todos los actores de la película y el decorado listos. Es demasiado perfecta, con sus calles elegantes de un blanco impoluto, las olas rompiendo en sintonía con las mesas que prácticamente se amontonan sobre la espuma del mar, las chicas que reparten las publicidad de las discotecas con la tetas bien puestas… termina aburriendo. En ese caso siempre queda comer pero nuestra tarjeta no nos da para champagne deconstruido con caviar confitado y optamos por productos locales: gyros (una especie de kepab) y el plato nacional, el sovlaki (similar a nuestros pinchitos)…pero en Mykonos.



En Mykonos, a 9 de julio de 2012.

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