sábado, 21 de enero de 2012

Día 2: París, lujurioso y lujoso




Con Pablo, un profesor de Educación física y fisioterapeuta antequerano íbamos a conocer el lujurioso y lujoso mundo parisino. Él, un humilde, en el sentido más amplio de la palabra, andaluz emigrante, gracias a su trabajo y a sus jefes, ha podido saborear este suntuoso mundo del señor. Y para empezar, una avenida cualquiera, Campos Elíseos. 1880 metros de longitud, desde el Arco del Triunfo hasta la Plaza de la Concordia, en la que recorrer la zona de compras más exclusiva y cara del mundo. Cartier, Louis Vutton (es la única firma que nunca tiene rebajas), Dior, Chanel… Y si todavía no están cansados, tuerzan a la derecha por la Rue Montagne.






Es el esplendor de la moda pero, que por mucho que se empeñen en pagar, nunca alcanzará por lo que París es única, pongamos por caso la Ópera Garnier. Allí mismo, para cuando los sentidos estén colapsado de belleza, el Café de la Paix, el más antiguo de la villa, espera al visitante; eso sino quiere ser un cliente y pagar por un capuchino 8 euros o por su especialidad, el Milhojas, 12 euros. No obstante, la grandeza que emana el local bien los vale…una vez en la vida por lo menos.




Pero no veremos el verdadero lujo en París si no visitamos su joya más preciada, La Catedral de Notre-Dame de París es una de más antiguas de estilo gótico. Dedicada a María, Madre de Jesucristo (de ahí el nombre en francés Notre-Dame, Nuestra Señora), se sitúa en la pequeña Isla de la Cité en París, el origen de todo, y rodeada por las aguas del río Sena. Aquí empieza la fastuosidad parisina. Todo lo demás, sigue después.


En París a 26 de octubre de 2011.

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