martes, 13 de julio de 2010

Día 0: Amigos de viaje en tránsito

Ya van dos veranos seguidos que viajo con mi nuevo “amigo de viajes”, Carlos. Lo conocí en la facultad, y en la clase, en los bares y en los campos de fútbol fuimos fraguando nuestra amistad. Pero el año pasado surgió la idea de hacer un viaje diferente: Estonia, Letonia y Lituania. Encontré en él las características que debe tener este “amigo de viajes”. Cada uno fue como era, es decir complementarios. Por ello, este año decimos repetir. En este ocasión Eslovenia y Croacia, la ruta que soñamos antes de que acabara nuestra anterior aventura, un habitual del viajero.


Cuento todo esto antes de empezar a escribir la ruta propiamente dicha por la importancia que tiene para mí la compañía, en tantas cosas, pero sobre todo en los viajes. Me acuerdo cuando junto todas estas letras de Edu y Adri, otros grandes amigos, también de viajes.


Una vez todo listo nos pusimos rumbo a Eslovenia, uno de los países más pequeños de Europa (del tamaño de Galicia), otrora perteneciente a Yugoslavia e independiente desde 1991 (en 2004 ingresó en la Unión Europea). Pero antes teníamos que hacer escala en el aeropuerto de El Prat de Barcelona. Seis horas de espera que se pasaron de forma vertiginosa entre la planificación sobre el mapa de la ruta a seguir, la lectura, el almuerzo y la coincidencia con ilustres, primero Antonio Orozco, con el que compartimos el vuelo desde Sevilla y más tarde, en el aeródromo barcelonés, con el gran Falete.

En Barcelona, a 2 de julio de 2010.

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