martes, 7 de octubre de 2008

Día 17: Llega el Mal de Moctezuma


Pie de foto: foto de grupo de los perrunas junto al río del poblado de San Juan de Pequení antes de partir hacía Nuevo Vigía, y más tarde llegar de nuevo al Zoológico Summit.


Si el día de ayer tenía mi psique dormido, derrumbado, hoy el que no se levantaba era mi corpore. El Mal de Moctezuma, o traducido al castellano, virus que provoca cagaleras severas, y la fiebre alta, la diarrea sin tregua y el malestar general no me deja hacer nada. No se si es mejor o peor, pero la china me ha tocado el día de tránsito.

Amanecimos por última vez los emberás. Me despedí de Emiliano y su familia, que además de su acogida y cariño, me regalaron varias pulseras y una sakira (collar de piedras que llevan las mujeres para decorarse).

A lo largo de la mañana, después de decir hasta la próxima, y que el silencio volviera a la aldea, fuimos saliendo un bote hasta Nuevo Vigía, el lugar habitado más cercano a la población indígena. El viaje en canoa tuvo que ser precioso. Yo tan solo me concentraba en llegar a buen puerto sin “estar cacao”, como diría Jorge, el peruano de mi grupo.

Mi primera parada en Nuevo Vigía, y la segunda, tampoco fue de lo más habitual. Entré en la tienda de un chino, como en toda parte del mundo, bastante extendidas, pero no para comprar precisamente.

Después otro viaje en bus hasta el zoológico Summit. El que suscribe se acostó en el plácido suelo tapado con una sábana. Baños, suelo. Suelo, baños. Y mientras los monis con la fiesta de la fruta..Si hubiera estado bueno, uff. Se hubiera acabado el evento pronto porque hubiera devorado hasta el último gajo.

En Panamá a cinco de julio de 2008.

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