Imagen de una gasolinera en Mairena del Aljarafe (Sevilla) a las 23.30 (con Betty la guapa en prime time en la tele). Y no regalaban la gasolina, tenía los precios que pone en la tablita.
Hoy domingo, y estas horas de la noche, se le antoja a uno muchas cosas "mejores" para hacer antes que ponerse a escribir en un blog. Pero el periodista que llevo dentro no me dejaba irme a la cama sin escribir lo que pienso y que me tiene un poco indignado. Antes de ello, perdón, perdón y perdón, por el abandono transitorio de esta página, me refiero.
Venía yo de pasar un bonito día de convivencia y barbacoa en casa de un amigo cuando de repente veo, en una parte del paisaje que acompaña el transitar por las carreteras españolas, es decir, las gasolineras o surtidores de gasolina, filan interminables de conductores haciendo cola para llenar el depósito. Al principio, reconozco que me costó hilar tan fino. El sol y el cloro supongo que estaría haciendo efecto. Al minuto me di cuenta: era de los pocos locos que no había llenado el tanque de gasolina ante la llegada del fin del mundo que se produciría mañana lunes. Ya era tarde, no llevaba encima los 72, 24 €, que es lo que cuesta llenar el depósito, y sobre todo, no tenía ganas.
En este caso, parece que los medios de comunicación han cambiado uno de los objetivos principales de sus existencias, tener una función social. Ahora hacen una función de alarma social. Claro esta que esto último ayuda a sus amigos accionista, y empresas colaboradoras, a vender más y así aupar al consumismo cimas muy altas. ¿Crisis o Negocio?
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