lunes, 11 de julio de 2011

Día 6: La caja tonta más inteligente

Madrugamos para ir a misa. Es domingo, el día del Señor. Buscabamos una iglesia presbiteria para asistir a una celebración gospel del sacramento. Lo intentamos por nuestra cuenta, pero no hubo fortuna. Será lo primero en la lista de motivos por los que volver a Estados Unidos.




Volvimos por tanto al hotel para preparar la maleta y aprovechamos el tiempo ganado al reloj para ver la televisión, una de las patas sobre la que se sustenta la cultura americana. El concepto espectáculo está tan arraigado aquí, como beber coca cola de litro cuando se tiene sed. Valga como ejemplo un botón en cuanto al audiovisual se refiere; pongamos por caso la cadena deportiva por antonomasia, ESPN. De un simple entrenamiento de pretemporada de fútbol americano sacan una programación en directo que abarca buena parte de la mañana con la retransmisión en directo, infografías, debate con especialistas; y todo porque saben colocar como nadie el lacito a cualquier producto que emiten. Lo digo sin acritud y con actitud de pronta imitación.



La vuelta, prevista para las 15 horas, la adelantamos para estar en Nueva York a tiempo para ver la gala de los Oscars, otra ocasión para vivir desde dentro otra de las patas del sueño americano, el del cine y sus celebrities.

En DC, a 26 de febrero de 2011.

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