lunes, 11 de mayo de 2009

Día 0: Volando a Berlín, una capital de idas y vueltas


Los viajes empiezan antes de que empiecen. Lecturas, imaginación, más lecturas y mucha ilusión. Eso siempre va antes. Pero no solo eso. El destino, en este caso Berlín, es el objetivo, pero nunca hay que descuidar el camino. Me refiero con esto a las esperas en los aeropuertos y estaciones, a los viajes. Todos estos rincones y situaciones son un viaje en sí mismo, un camino en todas direcciones y hacía toda clase, condición y raza. Y posteriormente a lo que antecede, llega lo que toca, es decir Berlín, capital de la vieja Alemania, la de la República de Weimar, la de Hitler y la nueva. Más de tres millones y medio de habitantes. Punto de encuentro de culturas (11 % población extranjera). En definitiva, y como dice su eslogan publicitario, “Berlin tut gut” (Berlín sienta bien).



La historia de este país, y de la esta capital, que fue y no fue (durante muchos años la capitalidad recayó en Bonn), debe buscarse en los libros, que valen para mucho, pero también en un viaje, que seguro les termina de aclarar el entuerto de “ida y vuelta”, en lo que era dejó de serlo para después volver a serlo.


Yo me puse manos a la obra desde que llegué a Berlín-Tegel (uno de los aeropuertos de la capital). Ale, mi anfitrión, colega de profesión, compañero de facultad y amigo, será mi fiel escudero en el proceso de investigación. Pero para trabajar, antes hay que prepararse. Y en este proceso de adaptación, nada mejor que una buena tortilla de patatas española y una buena cerveza alemana…

Jueves 5 de marzo de 2008

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