lunes, 23 de noviembre de 2009

Día 1: Viaje al paraíso mediterráneo

El viernes, día santo de los musulmanes, aprovechando la hora del rezo, al filo de las tres de la tarde, partíamos rumbo a la frontera que separa física y políticamente dos países hermanos, España y Marruecos.


Los trámites aduaneros nunca son excesiva mente fáciles, y si a la normal se le suma llevar coche de alquiler, pasar a un país con distinto idioma, y toda la picaresca propia del lugar, la cosa se complica hasta la exageración desmesurada. Pero al final, rellenando los formularios, pasándonos por el médico aduanero que certificara desde la camilla donde reposaba tumbado que no teníamos nada con un simple vistazo, y mostrando “taitantas” veces el pasaporte y la carta verde para vehículos, conseguimos pasar.




Para ir a Al-Houceima o Alhucemas (castellano) primero, desde la frontera de Beni Enzar, se pasa por Nador, situada a 15 kilómetros al sur de Melilla, al borde del llamado Mar Chico. Más tarde, y tras pasar el caos circulatorio que supone atravesar casi cualquier pueblo marroquí, con peatones que pierden la noción europea del miedo y un ritmo febril en el asfalto totalmente antagónico a lo que ocurre con la habitual parsimonia marroquí, se debe coger la N-16 (no os vayáis a confundir cogiendo la carretera principal que también lleva a Alhucemas. Os daréis un paseo de tres horas y media por carreteras de media y alta montaña).



La otra carretera, la que alcanza la población de Alhucemas en algo menos de una hora y media, y que bordea la línea mediterránea de la costa, ya es un atractivo en sí mismo, cambiando las desagradables áreas de servicio europeas por chozas de pescadores con vistas inmejorables y, por supuesto, el inconfundible olor a sal.


Kilómetro a kilómetro alcanzamos nuestro destino poco antes de que anocheciera. Era el momento de la llamada al rezo (el almuédano es la persona que lo realiza desde lo alto del alminar, llamando a orar a los fieles a la mezquita). Las calles eran simples decorados, sin actores ni figurantes. Además de ser viernes, era Ramadán.

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