lunes, 9 de marzo de 2009

Día 1: En la mitad del mundo


Hoy era el primer día oficial en Londres y tocaba jornada completa. Al final del texto entenderán que esta afirmación la cumplimos a rajatabla, ayudados, eso sí, por el magnífico día que nos acompañó. Cosas de la vida: en Sevilla llovía, y en Londres “soleaba”.



Todo comenzó en el medio del mundo. Exactamente con un brazo en el hemisferio este, y otro en el oeste. Sí, me estoy refiriendo a uno de los pocos sitios del mundo donde se puede dar esta curiosa circunstancia, en el Meridiano de Greenwich, en el cual se sitúa el meridiano cero.
Un lugar particular y bonito, y cuya visita se complementa observando todos los detalles del Royal Observatory (donde se encuentra el artilugio que marca el meridiano 0 º), dando un paseo por el cuidado parque de esta zona londinense, o imaginando antiguas hazañas en el Cutty Sark (ahora cerrado por reformas), el famoso barco de la botella de whiskey que no inventó esa compañía, sino que fue el último velero que transportara té entre Inglaterra y China, y en su día, también, fuera el barco más veloz de los mares.



Cuando la hora del aperitivo había pasado, hicimos una de esas cosas que nadie debe dejar pasar en su visita a Londres, darse un paseo por el río Tamesis, y disfrutar de otra imagen de la capital. Eso sí, en barco de transporte público (2,60 € con Travel card). Nada de cruceros para guiris.



Como navegar siempre abre el apetito, esta vez no iba a ser diferente, aunque estuviéramos en el país en el que todo lo que es al contrario que en el resto del universo, vale. Buscamos un bonito comedor público al aire libre. Y buscando, buscando, no encontramos uno mejor: unos jardines frente al Big Ben, el reloj más famoso de mundo.




Quedaba tarde aún, y era el momento de darle un hueco a la cultura. Al Brithis museum. Un poco de los griegos, otro poco de los romanos, otro trocito más de los egipcios, y así, robando por medio mundo, fue como los británicos, simplificando un poco el proceso, montaron este estupendo museo.


Blancos, negros, chinos, dulce, salado, grandes o pequeños. Es Picadilly Circus, el rincón de Londres en el que todo tiene cabida. Fue nuestra siguiente parada en el metropolitano, “tube”, “underground”, o simplemente metro, la primera red, la londinense, en construirse en Europa (1863) y una de los más largas y extensas. Nuestro hostal nos esperaba con las puertas abiertas. Pero antes del merecido descanso, a solo unos metros de nuestra morada temporal, nos esperaba un gran espectáculo: Grease, el musical.



A 26 de septiembre de 2008

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