Nosotros, valientes, sin las mínimas nociones de remo, alquilamos una barca e hicimos ostentación de torpeza, para no conseguir llegar a la isla central. Tras atentar contra la cerveza mezclándola con limón y uva, regresamos a Ljubiana. Paseo vespertino por la capital eslovena y cena a la europea, por la hora, 19:30 horas. Nos pusimos hasta arriba, con carnes variadas, quesos y verduras para sumir la cuenta escuchando los acordes del himno español, ya que la ‘Roja’ se enfrentaba a Paraguay en cuartos de final del Mundial.
A las 21:15 partimos, en tren, hacia Zagreb. Durante el trayecto, tres sobresaltos: Una llamada, España ya está en semifinales; frontera eslovena: “Pasaportes, ¿españoles? Es que no os gusta el fútbol?; frontera croata: “Pasaportes, ¿os pongo el sello? Zagreb nos recibe calurosa y bulliciosa. Previa caminata, llegamos al Hotel Fala, que nos acoge exhaustos.
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